15 de agosto de 2010
En la Ciudad de México la zona de la Merced (la Meche) es conocida por las prostitutas que ofrecen sus servicios en la vía pública. La Merced es una zona de tolerancia, una zona roja, que opera las 24 horas del día, los 365 días del año bajo el ojo cómplice y tolerante de la autoridad (con todo y Ley de Justicia Cívica).
En la Merced hay varios puntos donde se ejerce la prostitución:
Ha habido operativos en la Merced para perseguir y castigar la trata de personas. Consecuentemente se han clausurado: cantinas, hoteles, el callejón de Santo Tomás y el callejón de Manzanares.
Pese a eso la prostitución y la trata de personas siguen siendo parte de la realidad de la Merced. Si bien por ahora ya no hay prostitutas en el callejón de Santo Tomás y el callejón de Manzanares, las chicas sólo se cambiaron de esquina y ahora ofrecen sus servicios en:
Más aún desde el año 2012 en la Ciudad de México han clausurado burdeles y casas de citas... El resultado es que muchas sexoservidoras terminan ofreciendo los mismos servicios en condiciones más precarias y sujetas a la extorsión por parte de policías y funcionarios públicos. Antes no tenían padrote, ahora tienen que pagarle protección a policías y funcionarios públicos corruptos.
El 24 de julio de 2010 fue clausurado el local donde las sexo servidoras ofrecían sus servicios en el callejón de Santo Tomás. La Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal lo clausuró pues se imputa que ese lugar se utilizaba para cometer los delitos de lenocinio y trata de personas. Durante más de 20 años operó sin contratiempos el callejón de Santo Tomás.
Cuando se clausuró el Callejón de Santo Tomás yo pensé que la misma suerte correría el Callejón de Manzanares. No ha sido así.
Como su nombre lo indica el Callejón de Manzanares es un callejón que comunica las calles de Manzanares y Corregidora. Se ubica entre la calle de Roldán y Anillo de Circunvalación. Se localiza a unos cuantos metros del Palacio Nacional, sede del Poder Ejecutivo Federal, y el Zócalo de la Ciudad de México.
Para muchos la existencia del Callejón de Manzanares pasa completamente desapercibida. Visto desde las calles de Manzanares y Corregidora el callejón pareciera ser la entrada a un estacionamiento o el patio de una vecindad. Muchos seguramente no se imaginan lo que ahí puede encontrarse.
En el Callejón de Manzanares aproximadamente unas 30 mujeres ejercen el oficio más antiguo de la humanidad. Se pueden encontrar jovencitas que difícilmente son mayores de edad (18 años en México) y mujeres ya maduras y experimentadas.
En Manzanares las sexo servidoras no ofrecen sus servicios las 24 horas del día como ocurre en San Pablo. Aquí cubren un horario que va de las 10:00 a.m. a las 8:00 p.m. de lunes a domingo.
La situación en Manzanares es muy similar a lo que ocurría en Santo Tomás.
En Manzanares las chavas hacen "pasarela". A lo largo de media cuadra las chicas caminan por el callejón de un lado a otro. El cliente potencial se para alrededor de esta improvisada pasarela, en espera de que la chica de sus sueños pase junto a él.
Cuando la damisela pasa frente al cliente, este debe abordarla para hablarle y conocer los precios y las características del servicio.
Como no hay cover, como no se paga por ver, no faltan los curiosos. El callejón está atestado con clientes potenciales y simples curiosos.
Cuando uno llega al callejón por primera vez y se encuentra semejante multitud puede llegar a pensar que acaban de matar a alguien, o que hay merolico trabajando, o que es la entrada del metro, la fila de las tortillas, etc. Pero no, se trata de la multitud que acude a darse un taco de ojo sin tener que pagar cover o consumo mínimo.
En Manzanares algunas chavas portan vestidos más atrevidos que sus colegas de San Pablo o Circunvalación. No dejan nada a la imaginación. Abundan los escotes pronunciados, las minifaldas, los negligés, los shorts ajustados, la ropa interior usada como ropa exterior, etc.
En agosto de 2010 las meretrices cobraban 120 pesos (9.20 USD) por el servicio que incluye "cuarto", condón y sexo en posición del misionero. ¿El tiempo? "lo que aguantes" según dicho de las propias chicas.
Hay una vecindad habilitada como hotel. Ahí es donde las sexo servidoras atienden a sus clientes en cuartos reducidos donde solo cabe una cama y un espejo. Una cortina funge como puerta. Dentro del cuarto no hay baño y mucho menos regadera. Tampoco hay servicio al cuarto o jacuzzi.
A lo largo del callejón de Manzanares hay bares con mesas y sillas donde el cliente puede ponerle monedas a la rockola para escuchar música, ver el partido de fútbol del día, comerse un ceviche, sentarse a tomar una cerveza e intentar ver la pasarela de chicas (por lo general hay gente parada en la entrada del local, situación que impide la visibilidad hacia el callejón)
Como se ve la actividad en el Callejón de Manzanares es muy similar a lo que se encontraba en Santo Tomás.
Lo distintivo del Callejón de Manzanares es que es la versión hardcore, extrema, del callejón de Santo Tomás.
En el Callejón de Manzanares, con el dinero suficiente, se pueden conseguir servicios que en otros lugares de la Merced no es posible adquirir: sexo oral sin condón, sexo anal, sexo anal sin condón – gulp -... ¡Aguas con el VIH!
Las chicas de Manzanares se distinguen por ser más accesibles a las pretensiones de sus clientes. Es posible conseguir el desnudo completo, sexo oral y posiciones por los mismos 120 pesos (9.20 USD) del servicio normal. En otros puntos de la Merced el desnudo completo, sexo oral y posiciones tienen un costo adicional.
Tras atestiguar lo que sucede en Manzanares tengo la teoría de que la frase "nada de lo que es prohibido me es desconocido" la acuño un visitante asiduo del Callejón de Manzanares.
Por ahora el Callejón de Manzanares continúa operando. ¿Correrá la misma suerte de Santo Tomás o la calle del Organo? Ya veremos.
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